martes, 22 de abril de 2014

El rol del pastor en la iglesia

INTRODUCCIÓN

Sirviendo en una iglesia como  anciano, estuve reflexionando muy profundamente cuando otro anciano se acerco hacia mí diciendo: Nos encontramos en una situación crítica, la iglesia esta  inactiva, el pastor no cumple con sus deberes, no visita a los miembros, los jóvenes se marchan de la iglesia, hay muchas divisiones internas. Con mis mejores intenciones  intente defender al pastor, pero parecía que las acusaciones tienen algo de verdad.
            Sus palabras representaron para mí  un motivo de profunda introspección y muchas preguntas resultaron  como consecuencia: ¿Cuál sería mi deber si yo estuviera en su lugar? ¿Es  capaz un pastor de satisfacer todas las necesidades de una iglesia?  
Este trabajo tiene como objetivo de analizar muy brevemente el periodo de la iglesia adventista de los primeros años y de contestar las preguntas: ¿Dependían las iglesias de los pastores? ¿Cuál era el papel del pastor? En conclusión  veremos cómo ha cambiado con el tiempo y si hoy seguimos el mismo método.
1.      La iglesia adventista de los primeros años  y el papel del pastor.
La Gran Comisión fue la llama que ardía en los  corazones de los pioneros adventistas. Aunque no disponían de una  iglesia al principio, reuniéndose  en casas y carpas, el movimiento adventista aumento de tal forma que las demás iglesias les admiraban. Cada converso sentía la necesidad de predicar. La mayoría de ellos, al conocer la verdad de la eminencia del regreso de Cristo, predicaban por su cuenta. Después del chasco se agruparon y establecieron  unos puntos doctrinales descubiertos mediante el estudio profundo y la oración ferviente, instaurando ‘’La iglesia Adventista del séptimo día’’. El movimiento tenía como objetivo, de predicar al mundo entero la verdad presente y sobre todo la segunda venida  ‘El adventismo de los primeros años, al enfatizar importantes temas  bíblicos, entendían que Dios había creado a esta iglesia para que trabajara de una forma diferente (Russel Burril, Revolución en la iglesia, p 43’’.


Su forma de trabajar
Los métodos utilizados por la iglesia adventista recién formada tuvieron dos beneficios grandes: el crecimiento rápido y la condición  muy saludable de la iglesia. Dejando el mantenimiento de la iglesia en las manos del laicado  se produjo una total inmersión del laicado en el trabajo de la iglesia. Como resultado, los pastores no tenían iglesias fijas y  se podían dedicar totalmente al trabajo de evangelización.
La posición de Ellen White esta presentada en el siguiente parágrafo: ‘’No debe haber una consigna para tener pastores fijos asignados a nuestras iglesias, más bien dejemos que el poder de la verdad y del Dador de vida, impresione a los miembros a actuar, inspirándolos a trabajar con interés, a fin de realizar en cada localidad una labor misionera eficiente’’ (The work in Greater New York’’ Atlantic Union Gleander, 8 de enero de 1902).
Las iglesias evangélicas quedaron asombradas por el rápido crecimiento de la iglesia adventista. ¿Porque la iglesia adventista estaba creciendo tan  rápido sin pastores fijos y sus iglesias no? ¿Quién atendía la iglesia?  El evangelista adventista G.B. Starr,  Indiana; nos aclara el asunto en una entrevista con el periódico Plain Dealer de Wabash, Indiana. A continuación veremos la manera de actuar de la iglesia adventista recién formada.
a)      En primer lugar los pastores no eran establecidos en ningún lugar. Los miembros eran enseñados cómo trabajar para la iglesia para mantenerse ellos mismos, mientras que el pastor hacia la obra de un evangelista. Solamente en los inviernos acudían a las iglesias, salones, o escuelas, y otros lugares para predicar y ganar más almas.
b)      Durante el verano levantaban carpas para enseñar a la gente sus doctrinas.
c)      Los colportores eran enviados con tratados y libros, a visitar familias y enseñar  la Biblia. Los obreros se iban de casa a casa con el propósito de dar estudios bíblicos. Muchas veces se reunían más de veinte personas.
d)      Cada iglesia tenía una sociedad misionera que realizaba diferentes actividades: vendían libros, repartían tratados, conseguían subscripciones para las revistas adventistas, visitaban familias, velaban a los pobres y les ayudaban, ayudaban  a los enfermos, etc.
            Cada miembro de la iglesia tenía el propósito de predicar el evangelio al mundo y de servir en la iglesia conforme a sus capacidades. El laicado llevaba a cabo el ministerio, y los pastores estaban libres para evangelizar los nuevos territorios. (Revolución en la iglesia, Russel Burill, pág. 46). La actividad del pastor estaba apoyada por la iglesia. ¿Pero cuál era su labor?
2. La labor de pastor.
            Para la edificación de la iglesia, a cada uno de los miembros del cuerpo de Cristo, Dios  ha dado diferentes dones.
            En su epístola  enviada a los efesios, el apóstol Pablo comenta sobre la función de cada miembro: ‘’El mismo dio a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros; a fin de perfeccionar a los santos para desempeñar su ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un estado perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo’’ (Efe. 4:11-13).
            Cada don debe  ayudarnos establecer la unidad de la fe. Estamos llamados llegar a la madurez de la plenitud de Cristo, el único hombre perfecto que ha vivido en la tierra y todos los dones nos  han sido dados con este propósito.
 Desde este punto de vista, llegamos a  la conclusión de que  el pastor no es el hombre orquestra que hace de todo, sino tiene un don, un trabajo especifico.
 En otras versiones del texto bíblico, encontramos cual es la responsabilidad  del pastor ‘’Para el recto ordenamiento de los santos en orden a las funciones del ministerio’’ (Biblia de Jerusalén); ‘’Así preparo a los suyos para un trabajo de servicio, para hacer crecer el cuerpo de Cristo’’ (Dios Habla Hoy); A fin de perfeccionar a los santos para desempeñar su ministerio’’. (NRV 2000).
Las versiones de la Biblia mencionados nos dicen claramente que el pastor es habilitado mas como un entrenador para el buen funcionamiento de la iglesia y para su crecimiento.
El entrenador
A través del tiempo, la concepción sobre el papel del pastor ha cambiado progresivamente. Hoy en día, los miembros consideran que el  mayor trabajo del pastor es de predicar. Sobre este asunto, Elena White está escribiendo: ‘’Dedique el ministerio más de su tiempo a educar que predicar. Enseña a la gente a dar a otros el conocimiento que recibieron’’ (Testimonio para la iglesia, t. 7, p.22). Desde su punto de vista, el pastor  debe realizar una obra de educación.  Ella enfatiza mucho que el pastor tiene que utilizar más el tiempo para enseñar y adiestrar que en predicar. Si el pastor dedicaría su tiempo en capacitar a los miembros para llevar el mensaje del evangelio, la iglesia seria más fuerte  espiritualmente.
‘’Dios no encomendó a sus ministros la obra de poner en orden las iglesias. Parecería que apenas es hecha esta obra es necesario hacerla de nuevo. Los miembros de la iglesia a favor de los cuales se trabaja con tanta atención, llegan a ser débiles en lo religioso. Si las nueve decimas del esfuerzo hecho a favor de quienes conocen la verdad se hubiera dedicado a los que nunca oyeron la verdad, cuanto mayor habría sido el progreso hecho. (Testimonio para la iglesia, t.7, p21).
La tarea de educar a sus miembros para llevar el evangelio fue encomendada del Señor. Las iglesias a favor de los cuales los pastores trabajan con tanto esfuerzo serán  dependientes de sus pastores, habrá siempre divisiones y problemas.
Con el paso del tiempo, la iglesia se convierte en museo o teatro, donde el miembro participa cada vez mas pasivamente, viene y escucha cosas interesantes y menos interesantes, conforme  a su juicio, sin hacer nada para los demás.  Aquellos que serian vencedores debían ser despojados de sí mismos, y lo único que lograra realizar la gran obra es llegar a estar intensamente interesados en la salvación de otros (Fundamental of Christian Education, p 207).
El adiestramiento es el mejor cuidado que se puede ofrecer a la iglesia. Tal como, en cualquier deporte, el entrenador tiene la función de preparar a su alumno para el juego, de la misma forma el pastor tiene que preparar al miembro de la iglesia a entender su misión y responsabilidad. El entrenador no es el jugador, sino un maestro que cumple una función. Elena White dice:
A veces los pastores hacen demasiado; tratan de abarcar toda la obra con sus brazos. Esta los absorbe y los empequeñece; y sin embargo continúa abrazándola en su totalidad. Al parecer piensan que ellos solos han de trabaja en la causa de Dios, en tanto que los miembros de la iglesia permanecen ociosos. Esto no es en ningún sentido el orden de Dios’’ (El evangelismo, p.87-88).
El papel fundamental del  entrenador se puede observar en cualquier equipo. Si  el entrenador jugaría solo, no ganaría nunca. El miembro de la iglesia que permanece ocioso esperando que la iglesia crezca, que haya unidad, esperara en vano. La mayor ayuda que puede darse a nuestro pueblo consiste en enseñar a trabajar para Dios, y a confiar en él, y no en los ministros (Testimonios para la iglesia, t.7, p.21).
‘’En sentido general, el pastor adventista debería estar libre del cuidado pastoral. Y los miembros deberían ser enseñados a cuidar de sí mismos y no depender de sus pastores’’. (Revolución en la iglesia, Russel Burrill, pág. 44)

Conclusión
Después del chasco, el movimiento adventista desarrollo mucho a pesar de las dificultades. Al entender que Jesús venia muy pronto, los adventistas se iban de puerta a puerta compartiendo libro, estudios bíblicos, seminarios en la carpa, etc.  Actuando de la misma manera que la iglesia del primer siglo, empleando un grupo de pastores que eran primordialmente evangelistas, la iglesia adventista de los primeros años registro un rápido crecimiento. Los nuevos conversos estaban enseñados como tenían que llevar el evangelio a los que no conocían a su Salvador. Al hacer discípulos continuamente, los adventistas mantenían su espiritualidad. Solo así podían mantener viva su fe. De hecho, la preocupación principal de los pastores no era la orden en la iglesia, sino la evangelización de nuevos territorios. ‘’Cuando las iglesias son ayudadas demasiado, se vuelven débiles, sin vida, e impotentes’’ (Reavivamiento del discipulado, Russel Burill, pág. 62).
Hoy en día, los pastores emplean la mayor parte de su tiempo para tratar de mantener la maquinaria de todos los programas de la iglesia en marcha o intentando de resolver los problemas existentes.

Siguiendo el modelo y los métodos que Jesús nos ha enseñado, los pastores que capacitan miembros para hacer el trabajo de Dios tendrán la más grande recompensa: almas para la eternidad.   

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