INTRODUCCION
El
encuentro que tuve con un amigo en una iglesia, hace un tiempo produjo en mí una multitud de sentimientos contradictorios. Su
celo por la verdad que había descubierto, despertó en mí un profundo
sentimiento de culpabilidad por mis escasos conocimientos en el tema.
Declaraba que Elena de White, junto a su
esposo no creía en la trinidad. Mis investigaciones ulteriores sobre el asunto
me revelaron una realidad contraria a su posición.
Hoy
en día, hay muchas personas que piensan que la iglesia del tiempo de Elena de
White era mejor que la actual y que los pioneros tenían una comprensión más
profunda de las doctrinas y en especias sobre la doctrina de la trinidad.
En
estos últimos años, mas y mas se está acentuando, la necesidad, aparente, de
regresar a nuestras orígenes adventistas. Los grupos disidentes reclaman: ‘’No es lo que creyeron los pioneros en el principio’’ o
“la iglesia es una Babilón”, otros
dicen: “tenemos que salir de este engaño;
La iglesia necesita una reforma; Jesús no es igual como el Padre sino es nacido
(creado) de EL”; En la Biblia no aparece la palabra trinidad; El Espíritu Santo
no es una persona. ¿Sera verdad todas estas acusaciones? ¿La iglesia tiene
que ser reformada en este asunto?
Muchos se dejan engañados y salen de
la iglesia para formar grupos apartados de la “Babilonia”. ¿Pero quién es la
Babilonia? ¿Era Elena White influenciada por los pioneros? ¿Tenía ella toda la luz? ¿Cómo se reportó Elena
White al asunto?
Este trabajo nace por la necesidad
de contestar a esta categoría de persona que todavía viven en las memorias del
pasado y no viven en el presente. De
hecho, por falta de espacio el trabajo se resumirá a responder las preguntas: ¿Qué
creyeron los pioneros sobre la trinidad? ¿Tiene Elena White alguna respuesta
sobre este asunto? ¿Cómo llego la iglesia aceptar la realidad que la biblia
revela sobre la trinidad?
- LA TRINIDAD Y LOS
PIONIEROS
Después
del chasco los pioneros pudieron agruparse teniendo el mismo propósito y esto
es la predicación de la segunda venida de Jesús. Ellos en el principio no
guardaban el sábado, comían de todo, no sabían del régimen alimenticio, y cada
uno venía con diversas influencias por las iglesias que pertenecían. La
doctrina sobre la trinidad no era para ello una necesidad, una verdad presente.
Un
hecho bien conocido es que en 1848 en las conferencias bíblicas, las únicas
novedades debatidas eran: la doctrina sobre el Santuario, la ley de Dios, la
doctrina sobre el sábado, la doctrina sobre la inmortalidad del alma y los
dones espirituales. En esta reunión no se debatió la doctrina sobre la Trinidad.
Pero, ¿Como veían ellos la trinidad?
1.1 Afirmaciones de los
pioneros.
James
White en 1885 expresaba su convicción en
la revista Review and Herald cuando se
refería al 2 Timoteo 4,4 “Y apartarán de
la verdad el oído y se volverán á las fábulas.” “Aquí podemos mencionar la Trinidad, que niega la personalidad de Dios
y su hijo Jesucristo…”[1]
Joseph Bates escribía en el año 1886: “Hablar de la deidad, he llegado a la
conclusión que para mí es imposible creer que nuestro Señor Jesucristo, El Hijo
del Padre era también el Dios Todopoderoso, y que el Padre son una y de la
misma esencia”[2]
Loughborough contestando a la pregunta: ¿Que objeción seria podemos traer a la
doctrina de la trinidad? decía: “Existe muchas objeciones que podemos
enunciar pero por falta de espacio le reducimos en lo siguiente: 1. Es contra
al sentido común. 2. Es contra la Biblia. 3. Tiene origines paganas.”[3]
También
el R.F Conttrell, en un artículo que hablaba de la deidad escribía:
“El sustento de la
doctrina de la deidad no es, en tanta medida la prueba de una mala intención
sino la intoxicación con, aquel vino que bebieron todo los pueblos. El hecho de
que esta ha sido una de las doctrinas principales por intermedio del cual el
episcopio de Roma se levanto en el trono papal, no declara mucho en su favor.”[4]
Concerniente
a la identidad de Melquisedec, en el libro Hebreos 7,3 el J.N. Andrews
comentaba: “En lo que se trata de
Jesucristo, y el debería ser excluido, porque teniendo como Padre a Dios significa tener un principio en un
momento de la eternidad “[5]
Es
bien claro el hecho de que los pioneros rechazaban la doctrina de la Trinidad.
En su tiempo eran muchos escritores preeminentes que negaban la doctrina de la
Trinidad. Pero, casi todos eran de acuerdo con la eternidad de Dios el Padre,
la deidad de Jesucristo como Creador, Redentor y Mediador, y la importancia del
Espíritu Santo. Sin embargo, no estaban convencidos de que Jesús no había
tenido principio, o de que el Espíritu Santo era una persona divina.
Los
autores Woodrow Whidden, Jerry Moon y John Reeve, presentan seis razones por el
cual los adventistas al principio rechazaban el término “trinidad”.[6]
A.
No veían evidencia bíblica para tres personas en una Divinidad. La trinidad es
un término latino que significa “tríada” o “trío”, es una palabra que no se
encuentra en la Biblia y representa un concepto que desafía la capacidad humana
para explicarla.
B.
El Padre y el Hijo no son idénticos de hecho no existe la Trinidad. Unos de los
pioneros José Bates con respecto a su conversión en 1827 da su opinión conforme
a su creencia diciendo: “Con respecto a
la trinidad, concluí que era imposible para mí creer que el Señor Jesucristo,
el Hijo del Padre, era también el Dios Todopoderoso, uno y el mismo ser”[7].
La iglesia adventista de hoy sique creyendo lo mismo, que el Padre y el Hijos
no son la misma persona sino son dos personas distintas.
C.
Los pioneros rechazaban el concepto erróneo de la existencia de tres Dioses. “Si Padre, Hijo y Espíritu Santo son cada
uno Dios, habría tres Dioses”[8],
escribió Loughborough en 1861.
D.
Si aceptaban esta creencia, reduciría el valor de la expiación. Razonaban que “Dios que vive para siempre y existe por sí
mismo” no puede morir, entonces si Cristo tuvo existencia propia como Dios
no podría haber muerto en el Calvario. Si
murió solo su humanidad entonces su sacrificio fue sólo un sacrificio humano,
inadecuado para la redención.[9]
Por eso, para proteger la realidad de su muerte en la cruz, los pioneros
sintieron que tenían que negar que Cristo tuviera inmortalidad divina
preexistente. En 1897, Ellen White contestó a esta objeción, al explicar que
cuando Jesús murió en la cruz, “no murió
la Deidad, murió la humanidad”[10].
“La humanidad murió; la divinidad no
murió”[11].
E.
Los adventistas enseñaron que el hecho de que la Escritura llama a Cristo Hijo
de Dios y “el comienzo de la creación de
Dios” (Apoc 3:14), demostraba que
debía ser de un origen más reciente que Dios el Padre.[12]
F.
En el sexto lugar afirmaron que: “Hay
varias expresiones concernientes al Espíritu Santo que indicarían que ello no
puede apropiadamente ser considerado como una persona, tales como siendo “derramado”
en el corazón (Rom 5:5) y “derramaré
mi Espíritu sobre toda carne” (Joel 2:28)”[13].
Todas
estas objeciones de los pioneros que rechazaban la Deidad de Jesús y la persona
del Espíritu Santo tenían en su nucleó el fundamento bíblico. Sin embargo
ninguno de estos argumentos no era valido a la luz de la biblia. La iglesia recibió más y más luz a través de
los escritos de Elena White.
2.
LA TRINIDAD Y ELENA DE WHITE.
Una
de las más importantes acusaciones que viene de parte de los antitrinitarios, o
semiarianos es que Elena White nunca no contradijo las visiones de sus
asociados. Podemos declarar que no ha tenido una discusión o debate con ellos
abierta sobre este asunto, pero encontramos amplia evidencia de que las
opiniones personales de Elena White se modificaron en una cantidad de asuntos
(por ejemplo, empezó a guardar el Sábado en 1846; lo comienza a observar de
puesta a puesta sólo después de 1855; y otro ejemplo sería que era carnívora, y
aún de carne de cerdo hasta 1863), así que es posible que también experimentara
una transformación en su comprensión de la Deidad. Ellen White acepto el hecho
de que la verdad es progresiva. Ella animo a la Iglesia a que sigua
escudriñando las Escrituras y que no se contenten con lo que entendieron los
pioneros.
Debemos
notar que a diferencia de los pioneros adventistas, Ellen White no realizó de
manera explícita manifestaciones antitrinitarias o semiarianas. También ella
nunca usa en sus escritos la palabra Trinidad.
2.1. La Deidad de
Jesús.
En los escritos de Elena de White encontramos declaraciones sobre el
asunto de la deidad de Jesús como: “Cristo era igual a Dios” (2 T,
200; 1869); “Cristo no fue creado” (Review
and Herald, 17-12-1872); “Hijo
eterno” (Review and Herald, 8-08-1878); En 1888 Elena White dijo:
“Si los
hombres rechazan el testimonio de las Escrituras inspiradas con respecto a la
Deidad de Cristo, es en vano argüir con ellos, porque ningún argumento, por más
convincente que sea, los podrá convencer. Ninguno que sostenga este error puede
tener un concepto verdadero del carácter o la misión de Cristo, o del gran plan
de Dios para la redención del hombre” (El Conflicto de los Siglos, 524).
En 1888 ella declaró que Cristo es “uno con el Padre eterno—uno en naturaleza,
carácter y propósito” (GC [1888] 493), “uno en poder y autoridad” (ibíd., 495); 1890, afirmó que Cristo es existente por sí mismo, y que su divinidad no es derivada del Padre
(Patriarcas y Profetas, 36); 1898 se publicó el libro El Deseado
de Todas las Gentes, en donde ella afirma que: “en Cristo hay vida, original, que no proviene ni deriva de otra”
(DTG p. 489); 1900, escribió: “Cristo
es igual a Dios, infinito y omnipotente. Él podía pagar el rescate por la
libertad del hombre. Es el eterno Hijo, existente por sí mismo, sobre quien no
se había puesto ningún yugo; y cuando Dios preguntó: ‘¿A quién enviaré?’, pudo contestar: ‘Heme aquí, envíame a mí’. Podía hacer el compromiso de convertirse
en la garantía del hombre, pues podía decir lo que el ángel más encumbrado no
podía decir: tengo poder sobre mi propia vida: ‘poder para ponerla, y… para volverla a tomar’”
(Youth Instructor, 21-06-1900); 1900, El “divino Hijo de Dios, la personificación del único Dios verdadero”
(Review and Herald, 30-01-1900).
Conforme a estas declaraciones vemos claramente que
ella creía diferente de los pioneros, sobre la doctrina de la Deidad de Jesús.
Pero esto no influyo casi nada a los demás pioneros de su tiempo. En la última
parte de su vida, la iglesia empezó buscar respuesta a este tan importante
asunto.
2.2. El
Espíritu Santo
- 1858, E. de White manifestó creer en el Espíritu Santo porque lo
conectó con el Padre y el Hijo en el relato del bautismo (Spiritual
Gifts, v. I, 28).
- 1893, “El Espíritu Santo es el Consolador, en el nombre de Cristo”. (Manuscript
Releases 20, 324)
- 1893, “El personifica a Cristo, sin embargo es una personalidad
diferente” (Manuscrito 93, 1893).
-1897, declaró que el Espíritu Santo es “la tercera persona de la Deidad” (Special Testimonies,
Series A, N. 10, 37).
-1898, vuelve a repetir que El
Espíritu Santo es la “Tercera Persona de
la Deidad” (DTG 671).
- 1898, “El pecado podía ser resistido y vencido únicamente por la poderosa
intervención de la tercera persona ["person"] de la Divinidad
["Godhead"] (DTG 626)
- 1899, “necesitamos comprender que el Espíritu Santo, que
es una persona así como Dios es persona, anda en estos terrenos, de que el Señor Dios es nuestro cuidador y
nuestro ayudador” (Manuscript Releases 66, 1899,
4).
- 1906, “El Espíritu Santo tiene una personalidad, de lo contrario no podría
dar testimonio a nuestros espíritus y con nuestros espíritus de que somos hijos
de Dios. Debe ser una persona divina, además, porque en caso contrario no
podría escudriñar los secretos que están ocultos en la mente de Dios. ‘Porque
¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre
que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu
de Dios” (1 Cor 2:11) (Manuscrito 20, 1906).
- 1911, “No es esencial para nosotros ser capaces de definir con precisión qué
es el Espíritu Santo… La naturaleza del Espíritu Santo es un misterio. Los
hombres no pueden explicarla, porque el Señor no se la ha revelado. Los hombres
de conceptos fantásticos pueden reunir pasajes de las Escrituras y darles
interpretación humana; pero la aceptación de esos conceptos no fortalecerá a la
iglesia. En cuanto a estos misterios, demasiado profundos para el entendimiento
humano, el silencio es oro” (Los
hechos de los apóstoles, 43-44, 1911).
2.3
La Trinidad.
- 1901, ella destacó que hay
tres “dignatarios celestiales eternos”,
(Manuscrito 145, 1901)
- 1901 “La Divinidad se conmovió de piedad por la humanidad, y el Padre, el
Hijo y el Espíritu Santo se dieron a sí mismos a la obra de formar un plan de
redención. Con el fin de llevar a cabo plenamente ese plan, se decidió que
Cristo, el Hijo unigénito de Dios, se entregara a sí mismo como ofrenda por el
pecado. Dios quería hacer que resultara imposible para el hombre decir que
hubiera podido hacer más. Con Cristo, dio todos los recursos del cielo, para
que nada faltara en el plan de la elevación de los seres humanos” (Consejos
sobre Salud, 220, 1901).
- 1905 “tres poderes más altos en el cielo”, (Special Testimonies,
Series B, No. 7, 1905),
- 1905 “tres personas vivientes del trío celestial”—el Padre, el Hijo, y el
Espíritu Santo son uno en naturaleza, carácter y propósito, pero no en persona”
(El Evangelismo, 614-617)
- 1905 “Hay tres personas vivientes en el trío celestial; en el nombre de
estos tres grandes poderes–el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo–son bautizados
los que reciben a Cristo mediante la fe, y esos poderes colaborarán con los
súbditos obedientes del cielo en sus esfuerzos por vivir la nueva vida en
Cristo” (Special Testimonies, Serie B,
N. 7, pgs. 62-63, 1905).
- 1905 Ella dijo: “El Padre es toda la plenitud de la
Divinidad corporalmente, y es invisible para los ojos mortales. El Hijo es toda
la plenitud de la Divinidad manifestada. La Palabra de Dios declara que él es
‘la imagen misma de su sustancia (Heb 1:3)… El Consolador que Cristo prometió enviar, después de ascender al
cielo, es el Espíritu en toda la plenitud de la Divinidad, poniendo de
manifiesto el poder de la gracia divina a todos los que reciben a Cristo y
creen en él como un Salvador personal. Hay tres personas vivientes en el trío
celestial; en el nombre de estos tres grandes poderes–el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo–son bautizados los que reciben a Cristo mediante la fe, y esos
poderes colaborarán con los súbditos obedientes del cielo en sus esfuerzos por
vivir la nueva vida en Cristo” (Evangelism
446-7; Special Testimonies, Serie B, N. 7, 62-3, 1905).
Como podemos ver, con el paso de los años
a medida que recibió más luz, Ellen White creció en su compresión con respecto
a la naturaleza trinitaria de Dios. Esto hecho está conforme con la Biblia, de
que un profeta no conoce todas las cosas desde el principio de su ministerio,
sino que sigue creciendo en su compresión con respecto a la verdad. Ella
encaminó al adventismo en una nueva dirección mediante sus declaraciones acerca
de la Trinidad, la plena naturaleza divina de Cristo, y del Espíritu Santo.
Estas declaraciones en su momento ayudaron a otros adventistas a investigar en
la Biblia acerca de dichas temas.
Las afirmaciones de Ellen White
presentadas, dejan claro su posición sobre la naturaleza “triunica” de Dios, sobre la
divinidad plena de Jesucristo y sobre la personalidad y divinidad del Espíritu
Santo. Y esta posición está en plena conformidad con lo que enseña la Biblia.
Podemos decir con certeza de que el
progreso que experimentaron los adventistas con respecto a la trinidad, como se
ha visto, en gran parte se debe a Ellen White, que con sus afirmaciones al
respecto estímulo a los adventistas a seguir estudiando más este tema y al
llegar a lo que conocemos hoy como la doctrina de la trinidad.
3.
LA ACEPTACION DE LA DOCTRINA DE LA TRINIDAD.
En su libro ‘’La Trinidad’’
Florin Laiu nos dice que en las primeras dos décadas del siglo XX, la Iglesia
experimento un conflicto sobre la posición con respecto a la divinidad de
Cristo. Desde 1900 el primero en defender la idea de la preexistencia eterna de
Cristo fue W. W. Prescott. En la
Conferencia Bíblica de 1919, la eternidad de Cristo y su relación con el Padre
fueron un tema principal de debate que quedó sin resolver. Aún W.W. Prescott,
el defensor principal de un concepto trinitario en esa conferencia, sostuvo que
la existencia de Cristo fue en alguna forma “derivada”
del Padre. El liderazgo buscó una clara interpretación bíblica, que no estaban
contentos con aceptar simplemente la declaración de E. White sin verlo por sí
mismos.[14]
En 1930, respondiendo a un pedido de
la División Africana para tener “una
declaración de lo creían los adventistas” que “ayudara a los oficiales del gobierno y a otros a entender mejor
nuestra obra”, la comisión de la Asociación General nombró una subcomisión
(M.E. Kern, secretario asociado de la Asociación General; F.M. Wilcox, director
de la Review; E.R. Palmer, gerente de la Review and Herald; y C.H. Watson,
presidente de la Asociación General) para que preparara una declaración de
creencias adventistas. Wilcox, como el experto escritor, hizo un borrador de 22
declaraciones, publicado posteriormente en el SDA Yearbook de 1931.[15] El segundo punto hablaba de
la Deidad o “Trinidad”, y el tercero afirmaba “que Jesucristo es verdadero Dios”, un eco del Credo Niceno.
Quince año más tarde, cuando la declaración había obtenido aceptación
general, el Congreso de la Asociación General de 1946 lo hizo oficial, votando
que “ninguna revisión de esta declaración
de creencias fundamentales, tal como aparece ahora en el “Manual [de la
iglesia]”, se hará algún otro momento excepto en un Congreso de la Asociación
General”[16].
Después de la
década de 1950 hasta en nuestros días, la doctrina de la Deidad de Jesús conoce
un entendimiento muy profundo y para aquellos que los estudiara y practicara su
carácter cambiara.
CONCLUSION
El
entendimiento de la enseñanza bíblica de la Trinidad es mucho más que
importante; es vital para la fe cristiana. En el cuerpo humano existen órganos
sin los cuales la vida podría continuar. Pero la verdad revelada sobre la Deidad
no es un apéndice al cuerpo de las doctrinas fundamentales, sino el propio corazón. La deidad de Jesús no es un tema
difícil, sino la puerta de entrada en el reino de la vida plena. No es una
invitación en la filosofía y racionalismo porque el tema sobrepasa nuestra
capacidad de comprensión. Tanto la fe, como la vida cristiana tienen una
estructura trinitaria. Desde el
principio El Padre crea a través del Hijo
y el Espíritu anima la vida. De manera semejante, la salvación viene hacia
nosotros a través de Jesús, El enviado del Padre nacido del Espíritu. La
magnitud del modelo trinitario asombra y alegra la mente y el corazón del
cristiano.
La
oración tiene una estructura trinitaria también. Oramos al Padre, en el nombre
de Señor Jesús, con la ayuda del Espíritu Santo para que el fruto más
importante sea El conocimiento de Dios, que es la vida eterna. La luz que se
encendió en el principio del movimiento adventista que es el conocer a Jesús en
su plenitud, seguirá hasta la eternidad.
BIOGRAFIA
1)
LAIU, Florin. Trinitatea (La Trinidad). Bucarest: Viata si Sanatate. 2007, pp.
375
2) WHIDDEN, Woodrow. MOON, Jerry. REEVE, John. La Trinidad.
Buenos Aires: ACES. 2008, pp. 290
3) WHITE,
Elena. El Deseado de todas las gentes.
Buenos Aires: ACES, 2005, pp. 786.
4)
KNIGHT, George. Nuestra Identidad. Bogotá: APIA. 2008, pp. 259
5) WHIDDEN, Woodrow. MOON, Jerry. REEVE, John. La Trinidad.
Buenos Aires: ACES. 2008, pp. 290
[1]
HUTANU, Teodor, et. al. La Trinidad en la
luz de la revelación. Bucarest:
Viata si Sanatate,2007. Ob.cit.,p 124. Review and Herald, 11 diciembre 1885,
85.
[2] BATES, Joseph, the Autobiography of Elder Joseph Bates ( Battel Creek: Stream Press of
the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1868), pp.205.
[3] Idem, p 124. Review and Herald, 5
noviembre 1861,184.
[4] Idem, p 125. Review and Herald 6
julio 1869, pp.11
[5] Ídem, pp 126. Review and Herald 7 septiembre 1869, pp.84.
[8] Idem, p. 204
[10] Idem; WHITE, Ellen. Manuscrito
137, 1897
[11] Idem; WHITE, Ellen. Youth`s
Instructor, 4-08-1898
[12] Idem; URIAH, Smith. Daniel and
Revelation, p.487
[13]
Idem; URIAH, Smith. Review and Herald, 23-03-1897
[14]
LAIU, Florin. Trinitatea (La Trinidad).
Bucarest: Viata si Sanatate. 2007, pág. 54.
[15]Idem, pag 56.
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