Introducción
El
Salmo 149 es un salmo de alabanza hacia al Redentor por las victorias que les
concedió contra sus enemigos. Conforme a los eruditos, este salmo parece ser
escrito por el triunfo de Nehemías contra los pueblos vecinos que eran
contrarios a sus planes de edificar el Jerusalén.[1]
Otros
autores sostienen que el salmo fue escrito en el periodo de la época de los
Macabeos. Aun más, el salmo fue extendido como predicción del éxito del
evangelio en las naciones de la tierra.[2]
No obstante, este represento como un himno de batalla de los hasidim o asideos,
es decir, el movimiento observante y fiel que apoyaba a los Macabeos para
combatir la opresión política-religiosa. De hecho, el salmo ha sido releído
escatológicamente por la tradición judía y cristiana.[3]
El
salmo nos invita a alabar a Dios por sus mercedes, sus grandes privilegios, y
sus victorias.
El
trabajo se resumirá a una análisis breve del texto (palabras idénticas, y
contrastes), y una reflexión personal sobre el texto.
1. Análisis del texto.
1. a) ¡Aleluya! Cantad a Jehovah un cántico nuevo;
b) sea su alabanza en la congregación de los fieles.
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2.
a) Alégrese Israel en
su Hacedor;
b) gócense en su Rey
los hijos de Sion.
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3.
a) Alaben su nombre con
danzas;
b) canten al son del pandero
y de la lira.
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4.
Porque Jehovah se
agrada de su pueblo, a los humildes adornará con salvación.
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5.
a) Los fieles se regocijarán
con gloria;
b) cantarán desde sus camas.
……………………………………………………………………………………………
6.
Exalten a Dios con sus
gargantas, y con espada
de dos filos en sus manos,
……………………………………………………………………………………………
7.
a) para tomar venganza
de las naciones
b) y dar castigo a los pueblos,
…………………………………………………………………………………………….
8.
a) para aprisionar a los reyes
con grilletes
b) y a sus nobles con cadenas de hierro,
9.
a) para ejecutar en
ellos la sentencia
escrita.
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b) Él será esplendor para todos sus fieles.
¡Aleluya!
Parafrasear.
¡Aleluya!
Cantad canticos de alabanza a nuestro Jehová. Alégrense y gocen de vuestro Creador
y Rey, hijos de Sion. Alabad, canten con danza, pandero y lira. Jehová se
agrada de su pueblo, a los humildes adornara con salvación. Los que serán
fieles cantaran y regocijaran con su gloria. Exalten a Dios con sus voces
porque ha llegado el tiempo de estar con la espada en la mano para vengarse y
castigar a las naciones, sus reyes y sus nobles. Para ejecutar la sentencia escrita. Dios será el esplendor
para su pueblo, ¡Aleluya!
Reflexión.
Aunque
escrito para describir la victoria del pueblo de Israel contra sus enemigos, en
un determinado momento de la historia, el salmo 149 puede fielmente representar
el cantico de salvación de redimidos de todos los tiempos. Viajando con la
imaginación, un sentimiento de gozo y alegría me inunda al ver el cumplimento
de Su promesa. Vendrá el día, por fin, cuando veremos a Jesús cara a cara
¡Aleluya!
Sera
un tiempo de regocijo y alegría para su pueblo. El libro de Apocalipsis parece
ser inspirado por este salmo al describir las escenas finales de la gran
controversia entre el pueblo de Dios y Satanás. Durante todo el tiempo de la
historia, los hijos de Dios sufrieron persecuciones y muchas privaciones. Los
mártires están preguntando ¿Hasta cuándo, Señor?
Cuando
las iniquidades habrán llenado la copa de ira de Dios, llegara el rescate “Jehovah
se agrada de su pueblo, a los humildes adornará con salvación” (v 4).
Hoy
en día, hay mucha injusticia en el mundo. La mayoría de las personas intentan
vengarse por las injusticias que sufren.
Podría haber sido también el caso del Lucas,
unos de mis amigos que sufrió una terrible injusticia. Su prima de dieciséis
fue matada sin escrúpulos y su primer pensamiento fue de vengarse. Cuando me
pregunto que debía hacer, pedí sabiduría de Dios para ofrecerle una respuesta
adecuada. Lucas quedo fortalecido por la palabra de Dios que afirma que “tomara
venganza de las naciones y dará castigo
a los pueblos (v7)”.
Lucas
se aferro con toda su fuerza de la promesa de Dios aceptando que la batalla no
es suya sino de Dios.
Por
todos los que sufren injusticias, la promesa es que “Él será esplendor para
todos sus fieles. ¡Aleluya!” (v 9).
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