INTRODUCCIÓN.
Desde el principio, la Biblia menciona al rey David
como el autor del Salmo 51. Este salmo se encuentra en el Segundo Libro de los
Salmos (42-72).
Igual que el
Salmo 32 es clasificado como salmo de penitencia o de suplica. Algunos autores
(Robert Jamieson) catalogan este salmo como el más profundo en la expresión de
sentimientos de arrepentimiento y suplica del perdón, reflejando a la vez un
fuerte deseo de renovación interior. Roberto Jamieson menciona que los dos
salmos formaban uno solo y ulteriormente el salmo 32 se desprendió del Salmo
51.
La intriga del salmo fue representada por “la
angustia, el remordimiento y la repugnancia de sí mismo”[1] , después
de cometer el pecado con Betsabe, esposa de Urias. Como consecuencia, Dios
regaño a su siervo, a través del profeta Natan, por su mala conducta.
El Salmo 51 no es solamente un salmo de
arrepentimiento personal, o poético sino es destinado también a la usanza litúrgica, siendo canto de alabanza y oración
que motivaba el pueblo al arrepentimiento. Es una oración en procura de
perdón y de santificación mediante el Espíritu Santo. Acompañan a la petición
votos de gratitud por la misericordia de Dios y promesas para el futuro. Quizá
ningún otro pasaje del AT pinta un cuadro tan patético del pecador
verdaderamente arrepentido, que confía en el poder de Dios para perdonar y
restaurar, como esta descripción de la reacción de David.[2]
Por
el deseo de ampliar más el tema del salmo 32, escogí analizar un salmo
parecido, en este caso el salmo 51.
El trabajo se limitara a analizar muy brevemente el
texto (palabras destacadas, semejantes), y una reflexión personal
(ilustración)
1. Análisis textual.
1. A Ten piedad de mi, oh Dios,
b) conforme a tu misericordia,
c) conforme a la multitud de tu compasión borra mis transgresiones,
…………………………………………………………………………………………….
2. A. Lávame (ynIseB.K;) por completo de mi iniquidad
b)
y limpia (ynIrEh]j; )mi pecado. …………………………………………………………………………………………………………………………………………………..
3. a) Pues yo reconozco mis transgresiones
b) y
tengo siempre presente mi pecado.
…………………………………………………………………………………………….
4. a) Contra ti, contra
ti solo he pecado,
e hice lo mal ante de tus ojos (^yn<y[eB.).
b) Pues
tu eres justo (qD:c.Ti) (seas justo) cuando hablas y sin reproches cuando juzgas.
……………………………………………………………………………………………
5. a) He aquí, en iniquidad nací,
B) y en pecado me concibió mi madre.
…………………………………………………………………………………………….
6. a) Tú quieres sinceridad interior (~tus'b.W) (en lo secreto)
b) y en lo íntimo (tAxJub;) me inculcas (enseñas) sabiduría.
7. a) Purifícame con hisopo y seré limpio,
b) lávame y quedare más
blanco que la nieve.
…………………………………………………………………………………………….
8. a) Hazme oír gozo y alegría,
b) que se
regocije los huesos
que abatiste (t'yKiDI) (machacaste).
9. a) Oculta tu rostro ante mis pecados
b) y
borra todas mis iniquidades.
…………………………………………………………………………………………….
10. a) Crea en mí, Dios, un corazón puro,
b) renueva en mi interior un
espíritu firme;
…………………………………………………………………………………………….
11.a) No me hechas de tu presencia
b) ni me quites tu Santo Espíritu;
…………………………………………………………………………………………….
12. Devuélvame el gozo de tu salvación y sosténgame con un espíritu generoso
…………………………………………………………………………………………….
13. a) Enseñare a los transgresores tus caminos,
b) y
los pecadores volverán a
ti.
…………………………………………………………………………………………….
14. De homicidio líbrame (del delito de sangre), oh
Dios, Dios de mi salvación,
y mi lengua cantara tu justicia.
…………………………………………………………………………………………….
15. Señor mío, ábreme los labios y mi boca
proclamara tu alabanza.
16. a) El sacrificio (xb;z<) no te satisface;
b) si
te ofrezco un holocausto,
(hl'A[) no te agrada.
…………………………………………………………………………………….........
17. Para
Dios el sacrificio (yxeb.zI) es un espíritu quebrantado, un corazón quebrantado y contrito, oh Dios, tú no lo desprecias.
…………………………………………………………………………………………….
18. Haz bien con tu benevolencia a Sion y edifica
las murallas de Jerusalén;
…………………………………………………………………………………………….
19. Entonces te agradaran los sacrificios legítimos (qd<c,) (justicia), ofrendas y holocaustos, entonces sobre tu altar ofrecerán novillos.
Parafrasear.
Ten piedad, lávame, limpia mi pecado porque siempre
lo tengo por delante (v1-3). Tu eres justo cuando juzgas y solo delante de tus
ojos he pecado (v 4). He nacido en iniquidad pero tú quieres sinceridad en
interior (en lo secreto) y en lo intimo me das enseñanza/sabiduría (v 5-7).
Devuélvame el gozo y la alegría dentro de mí (en mis huesos), renueva mi
espíritu, (ayúdame nacer de nuevo) (v 8-12). Lo que tu me enseñas, yo lo hare a
otros, hablare te tu salvación y cantare tu justicia (v 13,14). Abre mi boca
para alabarte, este es el sacrificio que a ti de gusta.
Reflexión
El rey David manifiesta su suplica hacia Dios por
su pecado escondido por mucho tiempo. Su búsqueda es por el gozo y la paz, la
alegría que ha perdido durante todo el periodo que escondió su pecado. De
hecho, su deseo es la rehabilitación, sentir otra vez la salvación en su vida.
¿Cuántas
personas no están perdiendo la relación con Dios por transgredir Su ley? Muchos
quieren borrar de su memoria los eventos vergonzosos pero por cuanto
más tiempo escondemos nuestras iniquidades, sufrimos más perdidas y en mismo
tiempo, más vergüenza. Recuperar la relación con Dios nos cuesta mucho. A veces es imposible partir del mismo lugar
de donde hemos abandonado la relación. Para aquellos que los hemos ofendido, la
recuperación de nuestra imagen es muy costosa.
Dios olvida y perdona a
todos aquellos que confiesan su pecado y se arrepienten. El ejemplo más claro
lo tenemos en el rey David. Para rehabilitar su imagen, Dios le ofrece de nuevo
el estatuto de hijo Suyo.
Por doquier, existen
personas que viven las mismas luchas interiores que el rey David. Para todos
ellos, su ejemplo de arrepentimiento y perdón ofrece esperanza de volver
reconciliarse con Dios.
Un caso semejante he
conocido mientras trabajaba en una parte del rio Paranapura (Amazonas, Peru). Una
persona indígena (nativo) se nos acerco contando
su experiencia de abandonar a Dios. Este ex adventista me invito a su casa para
hablarle de Dios. Ignacio, tenía cuatro hijos con su esposa, pero su relación
no era tan buena. Era una persona muy abusiva, de hecho los comuneros sufrían
mucho por sus agresiones. Tomaba alcohol y siempre buscaba motivos para pelearse
con los hombres de su pueblo. No era un buen ejemplo, sino al contrario.
Después de hablar con él
varios días, me conto come se alejo de Dios.
La historia de su vida era semejante a la del rey David. Abandonando a
Dios por un pecado, intento olvidar y huir de Él, pero no pudo correr mucho
tiempo. Jesús lo encontró otra vez. Con lágrimas en sus ojos me preguntaba: ¿Me
perdona Dios por todo lo que yo hice? Le conté la historia de un gran pecador de la Biblia, el rey David y le
asegure que también en su caso el perdón de Dios está a su alcance. Al aceptar
Su promesa, en la vida de Ignacio conoció un gran cambio. Su felicidad
testificaba sobre un poder sobrenatural que es capaz de levantar de la ruina el
más vil pecador.
Antes de salir de su pueblo,
Ignacio manifestó su agradecimiento hacia mí, con lágrimas de alegría. La
noticia sobre el cambio de Ignacio llego hasta lo rincones más lejanos de su tribu.
Muchos manifestaron su curiosidad sobre su arrepentimiento. Fue un gran
testimonio para el pueblo y otras personas aceptaron a Jesús como resultado de
su ejemplo.
Dios permitió que se escriba
la historia de rey David para que mucho puedan encontrar paz, gozo, alegría y
salvación en Jesús. Aunque el pecado es como un clavo que penetra la madera,
dejando huellas al sacarlo, Dios promete
sanar por completo al pecador.
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